Siena, una de las ciudades más bellas de La Toscana


Siena es una ciudad, la cual llevaba años y años en mi cabeza, de esas ciudades que me quedaban por conocer de la bella Italia puesto que el trazado de su plaza siempre me había parecido singular. Llegamos a ella tras haber comenzado la ruta en Roma, pasado por Bagnoregio y habernos bañado en las termas de San Filippo. Con prisas también puesto que nos esperaban en el Hotel de Arezzo.

Pudimos dejar el coche a extramuros muy cerca de una de sus puertas de entrada, por lo que el viaje al centro fue un agradable paseo. Ciudad monumental, de esas en las que uno estira el cuello para mirar a los edificios, me acabo de dar cuenta que precisamente casi todas las fotografías las tomé en vertical.

Auténtica donde las haya, llegar a ella casi al atardecer hizo que conociésemos sus calles sin la aglomeración del turismo, disfrutándola entre los habitantes de la misma. Sentada en la Piazza del Campo, mirando la torre de Mangia, me sentía pequeña a la vez que involucrada en el ambiente.

Tras ese breve pero bonito instante, nos fuimos hacia el Duomo, callejeando por la parte de atrás de la Plaza del Campo. Edificio típico de la arquitectura gótica italiana de una portada cuyo dorado la hacía preciosa en la caída del sol. Allí, un grupo de chicas sentadas en las escaleras, probablemente pertenecientes a algún coro, nos deleitaron con música sacra aprovechando la acústica de la plaza.

Y con ello, poco a poco, fuimos alejándonos dejando atrás una ciudad que nos atrapó, a la cual sin duda algún día amenazamos con volver. Os dejo con algunas fotos.















4 comentarios:

  1. Me encanta la antepenúltima foto, la vista de la Piazza del Campo desde la "recta" donde se corre el famoso Palio. Si vuelves a Siena te recomiendo vivir el Palio. Es duro, con tanta gente y tanta calor, pero compensa. Durante la carrera casi todo el mundo está en la plaza, y los que no están en sus casas o en los bares pegados a la tele viendo el desarrollo de la carrera, y cuando acaban salen todos para acompañar a los vebedores al Duomo para la ofrenda.

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    1. Ufff, tiene que ser emocionante, pero precisamente fuimos esa semana para evitarlo. Ya se verá...

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    2. Está todo lleno que no cabe ni un alfiler, pero aún así conseguimos comer en un restaurante de al lado de la Piazza del Campo. Evidentemente ese día poco pudimos ver de Siena, así que volvimos otro.

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    3. Por eso, es que teníamos programado todo con el tiempo muy justo.

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